El mandala es luz, es paz, es vida, es alegría, es sanación, es un encuentro con el alma.
Aquieta tu mente y tus emociones, aumenta la concentración, te conecta con tu creatividad, te conecta con tu esencia, con tu alma y tu "Yo" interior, aporta claridad a los pensamientos, conexión con el autoconocimiento el "darnos cuenta".
Mientras tejemos fluimos y creamos un mundo de formas geométricas y mezclamos una gama de colores.